14 de gen. 2011

CINE: "Copia certificada" de Abbas Kiarostami





"Abbas Kiarostami, en su primer filme realmente europeo, Copia Certificada, ha decidido jugar con el espectador al gato y al ratón. ¿Qué es original y qué es copia? Ésa es la pregunta que parece hacerse el realizador iraní. Su nuevo filme comienza con la presentación que realiza un escritor del libro “Copia certificada”, donde el literato habla de las copias en el mundo del arte y del sentimiento que puede provocar su contemplación en el espectador, una experiencia tan auténtica como podría ser la observación de un original. A esa presentación acude una galerista de arte, divorciada y madre de un hijo, que intentará tener un affair con el escritor. Durante su primera cita, ocurre un hecho inesperado: una mujer mayor toma a la pareja como un matrimonio que lleva varios años casados. A partir de ese momento, los dos se comportarán como una pareja madura que pasa por un momento de crisis. No obstante, ésta es sólo una versión posible del argumento de una película rica en interpretaciones."

Por otra parte, la aparición de espejos y la imagen que en ellos se refleja ahondan más si se quiere en ese mundo donde no están claros los límites entre lo original y la copia, además de permitirnos observar hasta tres acciones alternativas sin recurrir a pantallas partidas o cualquier otra argucia técnica. No obstante, si uno quiere dejarse de reflexiones intelectuales, el filme se puede disfrutar como un drama sobre la dificultad de mantener la pasión amorosa a lo largo del tiempo.

En resumen, Copia certificada es una película abierta a posibles significados que ahonda de una manera sútil en la propia naturaleza del cine: ser una copia distorsionada de la realidad.

¿Cómo pueden contarse más historias de amor en la Toscana?

Copia certificada: evitando los clichés.

Lo primero que rueda la cámara es una silla vacía: lo único que vemos es un libro, Copia certificada. Estamos esperando al autor.

Reflejos, espejos de retrovisor, ventanas y vasos, todo resplandece. Las copias están hechas, los modelos de parejas ancestrales, los ensayos y las repeticiones de padres a hijos: en la película, tres generaciones se cruzan discretamente.

Toda una vida de amor en un solo día: la película desbarata el gran modelo clásico, pero sin nostalgia psicológica. Es una película sin fantasmas ni lamentos, donde no se han perdido todas las ilusiones. Lo primero que hace la mujer es quitarse los zapatos. Su sencillez y su sensualidad no tienen límites. En esta ocasión encarna a una mujer auténtica, que suda, que lleva pendientes que dejan marcas, lápiz de labios que se corre. "Me he puesto guapa para ti y ni siquiera me miras". El no se acuerda de su aniversario de boda. Al igual que todas las parejas que vienen a hacer el amor en la Toscana, a inventarse su historia de amor, a interpretar su propia película. "Tengo que coger un tren a las nueve". Según la mujer, el hombre está "siempre ausente". Los mismos reproches en todas las lenguas. Salvo que en esta ocasión oímos estas palabras como si fuera la primera vez gracias a los actores, a sus voces, sus cuerpos en una historia que "no está bien sincronizada". . . .

¿Palabras pronunciadas para seducir? ¿Para encontrarse o para romper? Ella se quita el sujetador por debajo del vestido, quiere enseñarle la marca que le molesta, que le hace daño. ¿Estamos ante una esposa que lleva quince años casada? ¿Una esposa que languidece en casa acostumbrada a la rutina de la carne y los fluidos?
 
¿O estamos ante la gran seductora que acaba de conocer a un hombre, que lo desea y que tiene el valor de hacer lo que hace? ¿Y él, la desea? ¿La conoce? ¿Hace cuánto que la conoce, una hora, toda una vida? ¿Qué sabe de ella? ¿Y del arte, del amor y de su deseo? ¿Qué hace con su vida, qué hace esta noche y todas las noches, a las nueve?

(Extractos de Marie Darrieussecq)

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